
El 6 de enero se festeja el Día Mundial de la Astrología (DMA). Fue propuesto por el astrólogo uruguayo Boris Cristoff, en 1979 y aprobado por 102 organizaciones astrológicas del mundo occidental.
De acuerdo a Boris Cristoff, el esfuerzo por difundir el 6 de enero como Día Mundial del Astrólogo se basa en algo históricamente verídico. Quizás fueran tres, cuatro, cinco o más astrólogos pero los restos de tres de ellos fueron rescatados por Santa Elena (247-327), madre del emperador Constantino el Grande en diferentes países del Oriente.
Ella llevó sus restos en un sarcófago a Constantinopla donde quedaron por tres siglos, más adelante pasaron a la Iglesia San Eustorgio en Milán, donde quedaron por cinco siglos más. Luego fueron saqueados por el emperador Federico Barbarroja como botín de guerra.
El sarcófago fue exhibido en su camino a caballo desde Milán-Italia a Colonia-Alemania a través de los Alpes y embarcado en el Rhin, río abajo hasta la Catedral de Colonia. Tal fue la importancia del pasaje de los restos de los astrólogos babilonios, que dejó el recuerdo imborrable por donde pasó el cortejo y luego a través de cientos de generaciones. Aún hoy se encuentran numerosas hosterías en ese camino con el nombre de Los Reyes Magos, algo que no existe en el mundo con tal antigüedad y profusión.
Todo este ajetreo histórico en aras de la Astrología, el primer conocimiento humano, documentado por cazadores centroeuropeos hace 30.000 años (A.Marshack) y por los primeros doce signos grabados hace 12.000 años en Noráfrica según Leo Frobenius, el mayor etnólogo del siglo XX.